Alegaciones a la Estrategia de Gestión Sostenible de los Residuos de la Comunidad de Madrid

A LA DIRECCIÓN GENERAL DE MEDIO AMBIENTE, ADMINISTRACIÓN LOCAL Y ORDENACIÓN DEL TERRITORIO

En virtud de que la Estrategia de Residuos 2017-2024 se encuentra actualmente en una fase de información pública, como administración pública afectada planteamos una serie de alegaciones que consideramos imprescindibles sean tenidas en cuenta antes de la aprobación definitiva del documento.

Ubicación Infraestructuras

Respecto del criterio de selección preferente aquellos emplazamientos en los que existen o han existido instalaciones para el tratamiento de residuos

La existencia actual de una infraestructura de tratamiento, algunas con lustros a su espaldas, no es criterio suficiente ni deseable para el mantenimiento o construcción de nuevas instalaciones en dichas ubicaciones.

Este criterio genera efectos perversos, siendo el más grave que ubicaciones seleccionadas en momentos pasados, cuando no se tenían en cuenta criterios de impacto ambiental, se mantengan. Es necesario evaluar periódicamente los impactos que una instalación de tratamiento de residuos, máxime cuando la estrategia plantea la construcción de nuevas plantas. A entender de esta administración, el criterio antes mencionado no puede servir como herramienta para no aplicar los criterios de impacto ambiental y especialmente los de características del medio físico. En ese sentido, la Estrategia debe contemplar la excepción de que no podrán instalarse nuevas plantas, en espacios en los que se hubiera instalado en el pasado una planta de tratamiento en un espacio en el que por el medio físico donde se encuentra localizada no lo hiciera aconsejable a día de hoy.  A entender de esta administración la nueva estrategia debe servir para corregir la presencia de instalaciones de tratamiento de Residuos en espacios que a todas luces generan un impacto ambiental de enormes proporciones, y que de haberse adoptado los criterios, ahora sí contemplados, nunca se habría procedido a la instalación de una infraestructura de estas características.

La segunda consecuencia que se deriva del mantenimiento de infraestructuras preexistentes, o de la construcción de nuevas en las mismas ubicaciones, es que no se minimiza el impacto de un planta de tratamiento de residuos en el tiempo. Evidentemente no es la misma carga ambiental ni genera los mismos impactos en la salud de las poblaciones cercanas soportar los impactos de un macrovertedero durante un número limitado de año, que hacerlo durante largos periodos. En ese sentido la estrategia, no puede ni debe contemplar como un criterio preferente la preexistencia de instalaciones, sino que en no pocas ocasiones debe considerar la presencia prolongada el tiempo como un criterio de descarte para la ampliación, el mantenimiento o la apertura de nuevas instalaciones de tratamiento de residuos.

Cabe destacar, el caso del Vertedero de Colmenar Viejo, que por encontrarse dentro del término municipal,  esta administración conoce con mayor detalle su impacto ambiental y medio físico donde se encuentra localizado. Siendo una evidencia, puesta de manifiesto en varios informes de impacto ambiental, que la ubicación actual genera un riesgo de contaminación de aguas superficiales y subterráneas. En concreto los cauces superficiales de los arroyos del Salobral y del Cerro de la Hoyera, éste último incluso canalizado con motivo de la construcción del vaso de la fase IV. Existen, además otros cursos de agua menor superficiales, por no hablar de la presencia de importantísimos acuíferos bajo la superficie que pueden verse afectados con el lógico riesgo de accidentes por deficiencias, por ejemplo, en la impermeabilización de los vasos.

La recuperación paisajística como horizonte de las infraestructuras de tratamiento de residuos

La normativa europea y el borrador de Estrategia son claros en cuanto a que para 2020 se habrá eliminado prácticamente la descarga en vertederos, y en consecuencia se procederá a su cierre. En ese sentido, es imprescindible la recuperación de los suelos contaminados, y la recuperación del paisaje en aquellos espacios que hayan soportado infraestructuras de este tipo por un periodo largo de tiempo. Así esta administración entiende que dos décadas de acoger solidariamente una instalación de tratamiento de residuos de varios municipios debe tener un horizonte temporal pasado el cual, hay que devolver la naturaleza al estado en que se encontraba. Por ello sólo queda una solución: SELLADO, CLAUSURA Y CIERRE DEFINITIVO DE LOS VERTEDEROS agotado su periodo de uso. En ese sentido se debe apostar por el sellado de las celdas que supondría el confinamiento de residuos y de los gases. Esto previene la posible contaminación originada por emisiones ó lixiviados de sustancias contaminantes, que se originen. En este mismo sentido se considera que tras el sellado, se debe llevar a cabo una revegetación que disminuya la erosión. Y además de la revegetación, entendemos que el plan debe garantizar el relleno con tierras, de forma que los vertederos clausurados queden incorporados al paisaje.

Impactos en el patrimonio arqueológico y en los caminos históricos

Otro elemento a tener en cuenta en el análisis del medio físico es la posible afectación a distintos e importantes yacimientos arqueológicos presentes en una zona, o a las redes de caminos de trashumancia o caminos de la antigüedad.

Cierre de instalaciones existentes de residuos

Tal y como establece la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados en su ANEXO V, un Plan Autonómico de gestión de residuos debe especificar el cierre de las instalaciones existentes de residuos que se van a producir.

Sin embargo, la versión inicial de la Estrategia en referencia a la Planta de Colmenar Viejo, anuncia que seguirá recibiendo 101.910 Toneladas año. Una cantidad muy por debajo de la que recibe en la actualidad, tres veces más alta. Es complicado que dicha previsión se cumpla sin medidas concretas, preocupa a esta administración que se haya aumentado la vida útil del vertedero.

En ese sentido, consideramos que además de prever el cierre del vertedero de Alcalá debe cerrarse también el de Colmenar Viejo. Muy especialmente ya que el documento prevé su colmatación en el año 2019. En tanto no se cierren los vertederos, y también una vez clausurados es necesario un plan de gestión de los lixiviados. Es conocido los lixiviados que son contaminantes peligrosos, que muchas veces contienen metales pesados, entre otros elementos, y que contaminan suelos y acuíferos. Dicho plan debe incorporar mecanismos de seguimiento con indicadores públicos y transparentes, y que den respuesta a la inquietud ciudadana por los riesgos que conllevan,

Medio físico:

Cabe recordar que la propia estrategia enumera algunas características para la ubicación de instalaciones para la gestión de residuos. Requisitos que no se dan en la planta que soporta actualmente Colmenar Viejo. A continuación se citan algunos de ellos:

  1. Se dará preferencia a la ubicación de nuevas instalaciones relacionadas con la gestión de residuos lejos de los espacios o ámbitos que cuentan con alguna figura de protección o tengan un especial valor ambiental. Precisamente la ubicación actual está en las proximidades de parajes y espacios de alto valor ambiental, como por ejemplo, el pico de San Pedro o la Dehesa de Navalvillar.
  2. Zonas inundables: no se autorizarán nuevas instalaciones de tratamiento y gestión de residuos en terrenos con probabilidad de inundación alta o media, conforme a las definiciones que de las mismas realiza el Real Decreto 903/2010 de evaluación y gestión de riesgos de inundación. Precisamente la ubicación actual se encuentra sobre el arroyo de la Hoyera.
  3. Para la protección de los recursos hídricos se tendrá en cuenta la presencia de aguas superficiales o subterráneas vulnerables. En el caso de vertederos se evaluarán las condiciones geológicas y el comportamiento de las aguas superficiales y subterráneas tanto en el emplazamiento propuesto como en los terrenos circundantes. En este sentido se recuerda que el vertedero localizado en Colmenar Viejo está junto a aguas subterráneas y en línea con una falla geológica.
  4. Para proteger los ecosistemas fluviales y la calidad de las aguas no se permitirá ninguna actuación, incluyendo playas de acopio de residuos o de almacenamiento de materiales, a menos de 100 metros de las riberas de cauces fluviales. Como ya se ha mencionado antes, debe tenerse en cuenta la ubicación del vertedero de Colmenar Viejo junto a los cauces superficiales de los arroyos del Salobral y del Cerro de la Hoyera.
  5. En la implantación de infraestructuras se tendrá en cuenta el valor paisajístico, geológico, arqueológico o cultural del emplazamiento. Y precisamente la ubicación actual está localizada junto a los yacimientos arqueológicos de Colmenar Viejo del periodo hispano-visigodo con una importante necrópolis junto a la ubicación actual.
  6. Para minimizar el impacto visual de las instalaciones, no se permitirá la ubicación de nuevas infraestructuras en una franja de 100 metros a cada lado de la plataforma en carreteras de primer orden (autovías y autopistas) y tren de alta velocidad, incluyendo las playas de acopio de residuos o almacenamiento de materiales. En ese sentido, la proximidad con la Autovía M-607 del actual vertedero de Colmenar Viejo hace desaconsejable el mantenimiento de la instalación. Por otro lado, el vertedero está ubicado junto a las vías del tren de alta velocidad, haciendo totalmente desaconsejable el mantenimiento de dicha ubicación.
  7. Proximidad a núcleos urbanos. La ubicación actual es excesivamente próxima a las poblaciones de Colmenar Viejo y Tres Cantos, en algunos casos de dan distancias de menos de dos kilómetros.

Características de las infraestructuras

En lo que se refiere al diseño y características de las infraestructuras de tratamiento y eliminación de los residuos, se tendrán en cuenta los siguientes criterios generales:

La elección de la opción u opciones tecnológicas adecuadas para el tratamiento de los diferentes tipos de residuos estará inspirada por la jerarquía de gestión de residuos contemplada en el artículo 8 de la Ley 22/2011, de 28 de julio, dando prioridad a aquellas soluciones que ofrezcan, tras un análisis global, un impacto global más favorable desde el punto de vista social, ambiental y económico.

En relación con el punto anterior, las instalaciones de gestión de residuos incorporarán las mejores técnicas disponibles, conforme a la definición establecida en el artículo 3.15 de la Ley 16/2002, de 1 de julio, de Prevención y Control Integrados de la Contaminación.

En los análisis ambientales de comparación de alternativas, se priorizan las instalaciones que supongan sistemas más eficientes para el reciclaje, la reutilización y el compostaje de los residuos.

Calidad ambiental:

  • Se tendrá en cuenta el impacto asociado a los olores que se generen en la instalación, así como las tecnologías disponibles para minimizarlos.
  • Se minimizará el impacto asociado al ruido y a las vibraciones mediante la adopción de las medidas correctoras adecuadas, incluyendo las disposiciones necesarias para reducir el impacto asociado al movimiento de vehículos pesados.
  • Deberán preverse las medidas necesarias para reducir la dispersión de sólidos ligeros (volados) en las instalaciones y en su entorno.

Todos estos criterios deberán ser tenidos en cuenta durante la tramitación, en su caso, del procedimiento de evaluación ambiental a los que debe ser sometido el proyecto de cada instalación, ya sea para evaluar las instalaciones existentes o la construcción de nuevas.

Gobernanza de la gestión y tratamiento de residuos

Forma de Aprobación de la Estrategia de Residuos

Considerando el carácter extraordinario y deficiente de la situación de la gestión de los residuos en la Comunidad de Madrid, se invoca a la consideración de interés público o general de la futura Estrategia de Gestión Sostenible de los Residuos de la Comunidad de Madrid (2017-2024). Para conseguirlo es necesario definir un modelo que surja del consenso y de procesos participativos abiertos y que sea diverso y adaptados a las necesidades y características de los distintos municipios de la Comunidad de Madrid.

Una Estrategia de Residuos que comprometa no sólo al actual Gobierno autonómico, sino que también lo haga a futuros gobiernos debe ser aprobada, o al menos sometida a valoración de la Asamblea de Madrid en cumplimiento del Artículo 215 del reglamento de la propia Asamblea. En cualquier caso, por tratarse de una Estrategia que determina las políticas de gestión de residuos de un periodo de 7 años, y donde un consenso amplio no es sólo deseable, sino necesario, se considera que es fundamental el debate y aprobación por la Asamblea de Madrid.

Cooperación administrativa

Dado que los Ayuntamientos son las administraciones que implementan el plan de Gestión de Residuos, su participación en las reuniones de seguimiento y evaluación del Plan es necesario.

En este sentido es importante destacar que el Ayuntamiento de Colmenar Viejo recoge la basura de una población de casi un millón de habitantes, y para cumplir los objetivos marcados en las directivas europeas es necesario que la comunidad busque la manera de acordar con los ayuntamientos. No son suficientes las mancomunidades, debe configurar espacios donde estén representados todos y cada uno de los municipios, para acordar objetivos de reducción de generación de residuos y de tratamiento en cada uno de los municipios para minimizar la cantidad destinada a vertedero u otras plantas.

Principio de Proximidad en la gestión de residuos

A entender de esta administración los residuos tienen que ser gestionados lo más cerca posible de su generación. Con este principio se busca corresponsabilizar de una parte del tratamiento a cada uno de los municipios de la región, minimizando de esta manera los residuos que requieren desplazamiento a plantas específicas para su tratamiento. Para avanzar en este objetivo plantas de compostaje comunitario y local son una posible solución que la estrategia debe contemplar ya que supondría una reducción de las necesidades de tratamiento, y una mejora de los índices de recuperación.

En ese sentido frente al modelo de pocas y grandes plantas que den servicio a gran número de municipios, se propone un modelo de tratamiento comarcal. Ello reduciría las necesidades de transporte de los residuos, acortando las distancias hasta las plantas de tratamiento y reduciendo el impacto ambiental de cada una de las instalaciones.

Evaluación de la Estrategia 2006-2016

Toda Estrategia requiere un análisis del Punto de Partida, en este caso la anterior Estrategia de la CM, una evaluación que permita identificar las causas para no haber cumplido con todos los objetivos y realizar un planteamiento posible que aprenda de los errores del pasado.

La Comunidad de Madrid se encuentra en una situación de bastante retraso en relación con otras comunidades autónomas y países europeos que vienen desde hace tiempo desarrollando políticas para una gestión más responsable y sostenible de sus residuos. Ahora hay que recorrer en poco tiempo un camino que se debería haber planificado con mucha más  información.

En ese sentido la incorporación de indicadores que permitan hacer un seguimiento de la estrategia es una necesidad. Sin indicadores que permitan una evaluación continua del grado de cumplimiento de la estrategia podríamos encontrarnos repitiendo los errores del pasado, es decir que a pesar de que el incumplimiento de objetivos sea claro y manifiesto no se corrija el rumbo, y no se adopten medidas para lograr una reducción de los vertidos.

El mejor residuo es aquel que no se produce

En la estrategia de gestión de los residuos no puede omitirse la responsabilidad que tienen los fabricantes y productores en su generación. Es fundamental considerar el papel de la industria como protagonista ya que una optimización de los recursos materiales y energéticos y una mayor vida útil de los productos  conllevan a una reducción de los residuos producidos.

Todo aquello que la sociedad consume, ya sea de forma doméstica, industrial o empresarial se inicia con un proceso de extracción de recursos de la naturaleza y finaliza con su vuelta al punto de partida, es decir el suelo, las aguas y el aire.

Sólo podrá conseguirse una economía circular y una tendencia al residuo cero, gestionando de forma responsable todos los procesos del ciclo. Por eso es fundamental incorporar ese cambio en el sector industrial.

La estrategia de residuos debe incluir leyes y normas claras para que el sector industrial participe activamente contribuyendo con la economía circular y la reducción de residuos teniendo en cuenta las siguientes premisas:

Empezar por casa

Las empresas deben reducir los costes económicos y ambientales haciendo más eficientes sus recursos y mejorando la manera en que se utilizan los materiales, la energía y el agua. Siendo un ejemplo a seguir.

Para ello el estado deberá legislar y desarrollar programas para que por un lado la industria reduzca sus deshechos y por otro aumente la eficiencia en el consumo de energía y de agua.

El establecimiento de normas y leyes a la vez que la educación y la innovación son elementos clave para que esto pueda llevarse a cabo.

El programa, además deberá proporcionar información y herramientas para que todo tipo de organizaciones tomen sus decisiones y actúen dentro de un marco de sostenibilidad ambiental.

Con relación al tratamiento de los residuos que las empresas y organizaciones generan, será necesario que la Comunidad de Madrid en su legislación inste a las mismas a que:

  • Desarrollen un plan de gestión de los propios residuos.
  • Proporcionen los medios y la infraestructura adecuada para el cumplimiento de dicha legislación.
  • Difundan el plan e informen a todas las personas relacionadas con la empresa: personal, proveedores, clientes, etc.
  • Se haga seguimiento y evaluación constante de su cumplimiento y resultados.

Formación

Para poder desarrollar la estrategia de reducción de residuos, economía circular y eficiencia de los recursos, se deberá implantar un plan formativo de modo que los trabajadores e integrantes de las organizaciones no solamente estén concienciados sino que además tengan conocimiento de cómo llevar a cabo las acciones necesarias para la puesta en marcha de dicha estrategia.

En este aspecto es muy importante el papel que desempeñan las instituciones educativas desde los colegios, la educación secundaria, las universidades y todos los centros de formación.

Diseño de productos

La reducción de residuos comienza en el diseño de los productos.

Es necesario legislar y establecer las condiciones para que si un producto no puede ser reutilizado, reparado, desmontado, reconstruido, reciclado o compostado, deba rediseñarse o eliminarse progresivamente del mercado.

La actual economía lineal desechable se basa en productos que están diseñados deliberadamente para ser irreparables, a menudo tóxicos y no compatibles con una economía circular. Por ejemplo, la contaminación plástica causada por el embalaje excesivo de un solo uso, las microesferas plásticas presentes en los productos cosméticos y las microfibras procedentes del lavado de ropa sintética están contaminando el medio ambiente y envenenando la cadena alimentaria. Dado que es imposible limpiar y separar todo el plástico, la única opción posible es rediseñar materiales, productos y procesos para evitar que el plástico entre en el ambiente y en la cadena trófica.

Para que el residuo cero pueda ser una realidad, uno de los requisitos fundamentales es que el diseño del producto lo tenga en cuenta y permita que la energía y recursos incorporados en el mismo permanezcan en el sistema durante más tiempo, preservando efectivamente el valor de los materiales y permitiendo una economía circular que sea resistente, genere empleos locales y no dañe a las personas.

Un diseño de producto hecho dentro del marco de la economía circular y ambientalmente sostenible deberá:

  • Emplear materias primas que sean reutilizadas, regeneradas, recicladas o de origen renovable cuyo ciclo de regeneración sea corto.
  • Minimizar la energía utilizada durante la fabricación y priorizar en el proceso las fuentes de energía renovables.
  • Poner en práctica técnicas de fabricación con un mínimo desperdicio y agregar valor a los subproductos.
  • Reducir al máximo la cantidad total de materia prima para la fabricación y reducir los productos de desecho.
  • Reducir al máximo el embalaje de modo de proteger el producto sin excesos relacionados exclusivamente con la imagen del mismo.
  • Planificar un transporte eficiente.
  • Extender la vida útil a través de programas de mantenimiento y reparación.
  • Evitar que al final de su vida útil acabe en un vertedero y proveer las condiciones para que sus componentes puedan ser fácilmente reutilizados, compostados y/o reciclados.

Actuar adecuadamente según de qué industria se trate

Es importante legislar para que cada industria contribuya a la reducción de residuos. A continuación algunos ejemplos:

Industria alimentaria

Incentivar el consumo de alimentos de temporada obtenidos de manera responsable, su comercialización a granel o con un mínimo envase y la aplicación del criterio de proximidad. En este apartado especial mención merece el despilfarro que supone tirar a la basura alimentos. Según datos de la FAO el 25% de los alimentos que se producen en el mundo se tiran a los vertederos: se produce y se compra por encima de lo que necesitamos. La situación es insostenible y supone una de las fuentes de contaminación ambiental más importante del mundo, de hecho la propia FAO estima que lo que los alimentos que se producen elaboran y no son consumidos, supone la fuente de contaminación más importante, sólo por debajo de la contaminación provocada por la actividad industrial de EEUU y China.

Turismo

Favoreciendo el turismo local y los productos autóctonos se reducen residuos ocasionados por el transporte y embalaje.

Plásticos y polímeros

Determinar con fechas y plazos técnicamente realizables pero en el menor tiempo posible, el proceso de eliminación de los envases y embalajes de polímeros no biodegradables.

Transporte

Penalizar económicamente los medios de transporte contaminantes según el nivel de contaminación que generan y promover el desplazamiento a pie, en bicicleta, en coche compartido y el transporte público y así reducir la generación de chatarra cuando los vehículos llegan al final de su vida útil, el consumo energético y de combustibles con la consiguiente reducción de los residuos procedentes de la generación.

Energía

Incentivando las energías renovables, la generación distribuida y el autoconsumo se reducen las infraestructuras para el transporte de la energía y se evitan los desechos de las centrales nucleares y aquéllos derivados de extraer, transportar y quemar combustibles fósiles.

De la teoría de la economía circular a la práctica

La aprobación definitiva de la estrategia de residuos de la Comunidad de Madrid en el horizonte 2017-2024 recoge actuaciones para el desarrollo de una política en materia de residuos que se aleja del modelo de la economía circular. El objetivo de esta política debiera ser avanzar hacia un modelo de desarrollo más sostenible desde el punto de vista social, ambiental, económico y cultural.

El concepto de la economía circular es intrínseco al de residuos y se materializa a través de dos ideas clave: el principio de prevención (el mejor residuo es aquel que no se produce) y que nos existen residuos sino recursos (debemos contemplar que lo que hoy es basura es en realidad una fuente de materia prima).

Una nueva estrategia de residuos es una oportunidad para avanzar hacia un modelo de residuo 0, no de vertido 0 sino de residuo 0. La nueva estrategia debería poner el acento en la reducción de la generación de residuos y en proponer medidas que sirvan para reciclar y reutilizar aquellos que se producen para así volverlos a incorporar al sistema productivo.

La anterior estrategia de residuos no fue capaz de cumplir los objetivos establecidos en la misma. Una de las principales razones fue que no contenía las medidas adecuadas ni criterios de evaluación que permitieran hacer un seguimiento de la estrategia. Aún cuando se podía constatar que nos estábamos alejando de manera clara, la Comunidad de Madrid no supo variar el rumbo. Es importante destacar y denunciar que la estrategia hoy planteada llega con retraso y se sustenta en una evaluación condescendiente y poco realista del resultado de la anterior.

Un mal diagnóstico conlleva consolidar aspectos ya obsoletos. El ejemplo más claro del retraso en la adopción de medidas para la gestión sostenible de los residuos y prueba del tan necesario cambio de rumbo, es que la Unión Europea ha puesto de manifiesto los graves incumplimientos del Gobierno Regional en la implantación de los principios establecidos en las directivas de residuos.

Tenemos que avanzar sin demora y en la buena dirección para hacer de la gestión de residuos una política prioritaria de este gobierno. Un vistazo a las plantas de tratamientos de residuos es suficiente para entender de qué estamos hablando. En la Comunidad de Madrid se ha consolidado un modelo de recogida de residuos urbanos que son trasladados a vertederos donde se acumulan en montañas de basura de enorme proporciones. Un modelo que ha permanecido inalterado durante tres décadas. Tres décadas en las que la dejadez del Gobierno Regional dilató la adopción de medidas. Medidas que habrían permitido una suave transición a un modelo radicalmente distinto. Nos vemos avocados a realizar las preceptivas adaptaciones en un muy breve periodo de tiempo y con unos costes millonarios tal y como reconoce el propio documento de estrategia.

Una estrategia que llega tarde

La Comunidad de Madrid llega tarde a la presentación ante la ciudadanía de su Plan para la Gestión de los Residuos en el periodo 2017-2024. No sólo, porque es previsible su aprobación a mediados del 2018, con más de un año de retraso, sino además porque durante las últimas tres décadas la política de gestión de residuos han sido poco o nada sostenibles ambientalmente.

Partimos de una situación en el que la gestión pública de los residuos ha sido externalizada en empresas privadas. Desentendiendose las administraciones públicas mientras, se enterraba en vertedero o quemaba en las cementeras y en la incineradora de Valdemingómez. Este modelo ha generado perjuicios en el medio ambiente, en la salud de las personas y molestias importantes como los olores. La nueva estrategia, lamentablemente trae un paquete de medidas que se reduce en esencia a:

  • Construcción de nuevas infraestructuras
  • Mayor fuente de negocio para las empresas constructoras y concesionarias de la gestión
  • Adornar el mensaje con bonitas palabras
  • Subida importante de tasas para los vecinos
  • Calmar a la población

Lo más preocupante, como ya se ha mencionado anteriormente es que no avanza con claridad hacia el residuo cero, al no incorporar medidas adecuadas dirigidas al modelo de producción, elaboración y  consumo de productos y alimentos.

Una estrategia sólo basada en nuevas infraestructuras y no en la prevención

Las medidas propuestas son fundamentalmente la construcción de hasta tres o cuatro nuevas Plantas de Tratamiento de Residuos en la Comunidad de Madrid, lo que conlleva un coste que podría ascender a los 700 millones de euros. Una apuesta decidida por solventar un problema únicamente mediante la inversión de dinero público en infraestructuras, cuando es conocido que existen alternativas más baratas con mejores resultados. Es necesaria una apuesta decidida por la prevención, la recogida separada o los sistemas de retorno, modelos de gestión que han demostrado su eficacia.

Es conocido que existe oportunidad de negocio en la construcción de plantas estas infraestructuras (plantas de tratamiento y valorización de residuos), de hecho el año pasado conocíamos de un informe donde se cifraba este mercado en 6.000 millones de euros para el territorio español. Sin embargo, la oportunidad de generación de empleo y no de beneficio especulativo está en el desarrollo de una política alternativa gestión de los residuos adaptándose a los criterios medioambientales que marcan las normas europeas,  del estado y de la propia Comunidad. Esta estrategia debe ser una oportunidad para abrir un debate público y transparente sobre las oportunidades de mejora poniendo en primer plano los criterios ambientales y de salud. Un debate que debe contar con la participación de expertos ambientalistas, comunidad científica, asociaciones, empresas, ayuntamientos, etc

Una verdadera estrategia basada en la economía circular, pondría el acento no en las infraestructuras sino en cambiar las formas de producir y consumir. Es necesario invertir decididamente en un PLAN DE PREVENCIÓN con recursos económicos y financiación suficientes, para informar y concienciar a la población sobre los objetivos de reducir, reutilizar, separar residuos, compostar en casa y comunidades de vecinos, productos ecológicos, de proximidad, grupos de consumo, etc. Por otro lado es requisito imprescindible  estimular con una política de I+D+I para introducir en el sistema productivo una reflexión sobre empaquetado, envases, plásticos, durabilidad, semillas, ecología de los alimentos, tratamientos fitosanitarios, transporte, huella ecológica, etc.

La prevención es un pilar fundamental en el que sostener un cambio de modelo efectivo, que no recoge con suficiente empuje la Estrategia 17-24 de la Comunidad de Madrid que lo reduce a una financiación escasa.

Necesidad de introducir mecanismos para el tratamiento de los orgánicos

En la actualidad, La Comunidad de Madrid está muy por debajo del objetivo que persigue alcanzar en el 2020. La materia orgánica se recoge dentro de la fracción resto (basura que queda después de apartar vidrio, cartón y envases), mezclada con otros tipos de materia que imposibilita la obtención de un compost de calidad.

La fracción orgánica constituye el 47% del cubo de basura doméstico y el 30% del sector comercial. En el proceso de separación que se realiza en las plantas a las que se llevan los residuos, parte de la materia orgánica es rechazada y destinada a la incineración. La parte recuperada, de otro lado, contiene un alto porcentaje de impropios, como metales pesados, que la inutilizan como fertilizante agrícola.

La estrategia debe ajustarse a los objetivos planteados por la Unión Europea para el año 2020: reducir la generación de residuos en un 20% y aumentar hasta un 50% los materiales recuperados mediante el reciclaje. Para alcanzar tales porcentajes de reducción y recuperación de materiales es imprescindible la introducción de recogida selectiva de residuos orgánicos, tanto domésticos como del sector comercial.  Así se porpone la adopción de un PLAN DE GESTIÓN DE RESIDUOS ORGÁNICOS que permita un tratamiento de esta fracción de residuos. Un plan para implementar la recogida selectiva desde los municipios y para dar servicios de tratamiento desde las comarcas.

Conseguir una separación en origen requiere de la implicación de los vecinos y de las comunidades de vecinos. Con el compostaje a pequeña escala, domiciliario y comunitario, se permitiría el tratamiento in situ de entre un 5 y un 10% de la fracción orgánica.

Por otro lado es fundamental una política específica orientada a grandes generadores de bioresiduos, como pueden ser centros sociales, restaurantes, hoteles e instituciones: centros de mayores, escuelas y universidades, hospitales, etc. Así mismo, el agrocompostaje permite que sea el agricultor quien composta los residuos provenientes de la ciudad para utilizarlo en sus cultivos y evitando los fertilizantes químicos, lo que contribuye a la viabilidad de las pequeñas explotaciones agrícolas y resulta más eficiente que el compostaje industrial a gran escala. En Austria, con más de 300 estaciones agrocompostadoras dirigidas por los titulares de explotaciones agrícolas y ganaderas, el agrocompostaje supone el 60% del total de la capacidad compostadora del país. El coste del tratamiento por tonelada es de 50 euros frente a los 150 que cuesta su gestión en España.

Compostaje frente a bioestabilizado

La prioridad en el tratamiento de orgánicos debe ser la generación de compostaje, rechazando el bioestabilizado como una forma real de contribuir a la economía circular y al residuo cero. Siendo cierto que el biestabilizado ya ha cubierto el ciclo de degradación biológica y no produce olores, conserva muchos impuros entre los que puede haber microplásticos, metales pesados y vidrios. Esta composición determina que no tenga utilidad edáfica, y por tanto un potencial nulo o muy reducido para la mejora de suelos, ya sean estos ganaderos, agrícolas o forestales.

A su vez, preocupa que pudieran utilizarse los bioestabilizados para generar combustible para su incineración en cementeras o incineradoras. La estrategia debería ser más clara en el descarte de la posibilidad de quemar basuras, ya sea antes o después de un tratamiento para la producción de bioestabilizado.

Las mancomunidades como vía de escape de la responsabilidad de la Comunidad de Madrid

Las Mancomunidades están concebidas para tapar las vergüenzas de las mayorías frente a unas minorías de municipios, que soportan los “inconvenientes” de los macro vertederos e  incineradoras (incluidas las cementeras).

Las Mancomunidades enmascaran, a través de una seudo democracia, lo que no es más que la tiranía de un modelo que impone, sí o sí, un sistema injusto que mantiene la Estrategia 17-24.

En este sentido, qué decir del criterio que recoge la Estrategia de aprobar por resolución o acuerdo de Gobierno de la C.M., sin molestarse en discutirla en la Asamblea.  Será otra cacicada más a endosar en el haber de los prebostes “democráticos” que nos gobiernan.?

Frente al modelo de las Mancomunidades municipales la alternativa serían los Ayuntamientos asociados y cooperantes en Proyectos como los de El Plan de Compostaje Municipal para residuos orgánicos.

El debate también sería aconsejable, si quisieran, en cuanto a cómo gestionar la reutilización y el reciclaje: Centralizando en plantas o que sean los propios municipios quienes elaboren planes concretos para elementos como papel/cartón, vidrio, envases, textiles, madera, metales, etc.

Conclusiones

Esta estrategia debe incorporar las políticas de sostenibilidad más avanzadas, minimizando los impactos medioambientales y sobre la salud que la generación y gestión de residuos ocasionan en la Comunidad de Madrid. Además, constituye una oportunidad para un cambio de modelo hacia la economía circular. Se trata de conjugar el crecimiento económico en sectores verdes o no contaminantes y decrecer en sectores marrones o contaminantes.

La estrategia debería contener inversiones en I+D+i con vistas a avanzar en tecnologías limpias que permitan la gestión de residuos. Asimismo, debe generar oportunidades para que empresas de pequeño y mediano tamaño con compromiso ambiental y social puedan participar en todas las fases de los procesos de gestión y tratamiento. El modelo anunciado en la estrategia sólo permite la entrada de grandes empresas con una gran acumulación de capital. Consideramos que es momento de democratizar el sector de los residuos para mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta región.

La estrategia insiste en mantener los vertederos, condenando a municipios como Colmenar Viejo, Pinto y Loeches a albergar más de un tercio de los residuos totales anuales producidos en la región.

La estrategia es contradictoria, por un lado proclama que no habrá incineración y sin embargo, abre la puerta a que las mancomunidades barajen distintas de alternativas de valorización energética incluyendo la posibilidad de “incrementar la valorización energética del material bioestabilizado generado, en instalaciones de incineración y coincineración”. Sobre la incineración queremos recalcar el amplio rechazo social  existente en la sociedad colmenareña y madrileña. Este rechazo es a todas sus formas ya sea denominada Pirólisis, vitrificación por plasma o gasificación etc. En definitiva, todo proceso de quema de basura supone un desperdicio de recursos, una fuente de emisiones de gas efecto invernadero y pone en riesgo la salud de la gente y la vida del planeta.

La estrategia debería contemplar un horizonte de cierre de los vertederos y de las incineradoras existentes. No es suficiente con la referencia a un desistimiento en la construcción de nuevas plantas de incineración, cuando al mismo tiempo se mantienen activas las existentes. Especialmente cuando son conocidas las amenazas sobre la salud (ver informe del instituto de salud Carlos III de 2008) y el medio natural ,que provocan.

Solamente está previsto el cierre del vertedero de Alcalá, cuando ya está previsto además la apertura de uno en Loeches. Ya hemos dicho que esta Estrategia mantiene los vertederos, pero sobre los que ya existen es necesario actuar mediante un Plan para su regeneración y para la mitigación de los efectos que estos producen en emisiones (incluso después de clausurados la materia orgánica enterrada en los vertederos sigue produciendo emisiones de gases de efecto invernadero durante más de veinte años: emisiones heredadas) y un calendario de cierre.

 

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